No podés comer, no podés dormir, no podés descansar sin pensar en los problemas que te acosan. Pero podés pedalear. Todo lo que ves durante el día te recuerda tus problemas. Excepto tu bici. Te subís a ella. Comenzás a pedalear. Tus problemas siguen ahí. Pedaleás más fuerte. Ves tus problemas en la superficie de la rueda delantera. Plato grande. Te parás sobre los pedales. Una corona más chica. Tus problemas comienzan a evaporarse. Bajás otra corona. Sólo queda el esfuerzo. Los problemas se fueron. Volverán, por cierto. Pero cuando vuelvan serás más fuerte
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